-- Ayer Saray trajo un muñeco llamado Robi, que mide sesenta y seis centímetros, para enseñárselo a Lola, porque estábamos leyendo un capítulo de un libro que se llama Robbie y Lola no se creía que un muñeco se llamara Robbie. Ya de paso, Tania ha traído la muñeca que es igual que Robbie pero en chica y se llama Roxan.
Júlia Montes
Las palabras con tilde que encontramos en esta noticia escolar, redactada por Júlia, se pueden agrupar en:
A.- Esdrújulas.
B.- Diptongos rotos.
Cópialas en un comentario.
La máquina, qué cruz, ha vuelto a dar a luz y yo qué voy a hacer con este nuevo ser que emite vibraciones, inventa sus canciones, qué voy a hacer con él. Hummmmm hummmmm Soy un electroduende y nadie me comprende, soy un electroduende, y nadie me comprende, emito vibraciones, invento mis canciones, soy un electroduende y nadie me comprende. Hummmmm hummmmm Y tengo transistores de todos los colores, me los puso un señor con estaño y soldador. >>>> Soy un electroduende y nadie me comprende, soy un electroduende y nadie me comprende. Emito vibraciones, invento mis canciones. Soy un electroduende y nadie me comprende.
Hummmmm hummmmm Y tengo unos circuitos que son muy pequeñitos, me los hizo un japonés con los dedos de los pies. Soy un electroduende y nadie me comprende. Soy un electroduende y nadie me comprende. Emito vibraciones, invento mis canciones. Soy un electroduende y nadie me comprende. Soy un electroduende y nadie me comprende. Soy un electroduende y nadie me comprende...
Al mismo tiempo que lees esta Leyenda de Bécquer escucha la grabación de RNE:
La noche de difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de las campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta tradición que oí hace poco en Soria. Intenté dormir de nuevo; ¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación es un caballo que se desboca y al que no sirve tirarle de la rienda. Por pasar el rato me decidí a escribirla, como en efecto lo hice. Yo la oí en el mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces la cabeza con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón, estremecidos por el aire frío de la noche. Sea de ello lo que quiera, ahí va, como el caballo de copas.
I
-Atad los perros; haced la señal con las trompas para que se reúnan los cazadores, y demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es día de Todos los Santos y estamos en el Monte de las Ánimas. -¡Tan pronto! -A ser otro día, no dejara yo de concluir con ese rebaño de lobos que las nieves del Moncayo han arrojado de sus madrigueras; pero hoy es imposible. Dentro de poco sonará la oración en los Templarios, y las ánimas de los difuntos comenzarán a tañer su campana en la capilla del monte. -¡En esa capilla ruinosa! ¡Bah! ¿Quieres asustarme? -No, hermosa prima; tú ignoras cuanto sucede en este país, porque aún no hace un año que has venido a él desde muy lejos. Refrena tu yegua, yo también pondré la mía al paso, y mientras dure el camino te contaré esa historia. Los pajes se reunieron en alegres y bulliciosos grupos; los condes de Borges y de Alcudiel montaron en sus magníficos caballos, y todos juntos siguieron a sus hijos Beatriz y Alonso, que precedían la comitiva a bastante distancia. Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia: -Ese monte que hoy llaman de las Ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla; que así hubieran solos sabido defenderla como solos la conquistaron. Entre los caballeros de la nueva y poderosa Orden y los hidalgos de la ciudad fermentó por algunos años, y estalló al fin, un odio profundo. Los primeros tenían acotado ese monte, donde reservaban caza abundante para satisfacer sus necesidades y contribuir a sus placeres; los segundos determinaron organizar una gran batida en el coto, a pesar de las severas prohibiciones de los clérigos con espuelas, como llamaban a sus enemigos. Cundió la voz del reto, y nada fue parte a detener a los unos en su manía de cazar y a los otros en su empeño de estorbarlo. La proyectada expedición se llevó a cabo. No se acordaron de ella las fieras; antes la tendrían presente tantas madres como arrastraron sendos lutos por sus hijos. Aquello no fue una cacería, fue una batalla espantosa: el monte quedó sembrado de cadáveres, los lobos a quienes se quiso exterminar tuvieron un sangriento festín. Por último, intervino la autoridad del rey: el monte, maldita ocasión de tantas desgracias, se declaró abandonado, y la capilla de los religiosos, situada en el mismo monte y en cuyo atrio se enterraron juntos amigos y enemigos, comenzó a arruinarse. Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche. La relación de Alonso concluyó justamente cuando los dos jóvenes llegaban al extremo del puente que da paso a la ciudad por aquel lado. Allí esperaron al resto de la comitiva, la cual, después de incorporárseles los dos jinetes, se perdió por entre las estrechas y oscuras calles de Soria.
II
Los servidores acababan de levantar los manteles; la alta chimenea gótica del palacio de los condes de Alcudiel despedía un vivo resplandor iluminando algunos grupos de damas y caballeros que alrededor de la lumbre conversaban familiarmente, y el viento azotaba los emplomados vidrios de las ojivas del salón. Solas dos personas parecían ajenas a la conversación general: Beatriz y Alonso: Beatriz seguía con los ojos, absorta en un vago pensamiento, los caprichos de la llama. Alonso miraba el reflejo de la hoguera chispear en las azules pupilas de Beatriz. Ambos guardaban hacía rato un profundo silencio. Las dueñas referían, a propósito de la noche de difuntos, cuentos tenebrosos en que los espectros y los aparecidos representaban el principal papel; y las campanas de las iglesias de Soria doblaban a lo lejos con un tañido monótono y triste. -Hermosa prima -exclamó al fin Alonso rompiendo el largo silencio en que se encontraban-; pronto vamos a separarnos tal vez para siempre; las áridas llanuras de Castilla, sus costumbres toscas y guerreras, sus hábitos sencillos y patriarcales sé que no te gustan; te he oído suspirar varias veces, acaso por algún galán de tu lejano señorío. Beatriz hizo un gesto de fría indiferencia; todo un carácter de mujer se reveló en aquella desdeñosa contracción de sus delgados labios. -Tal vez por la pompa de la corte francesa; donde hasta aquí has vivido -se apresuró a añadir el joven-. De un modo o de otro, presiento que no tardaré en perderte... Al separarnos, quisiera que llevases una memoria mía... ¿Te acuerdas cuando fuimos al templo a dar gracias a Dios por haberte devuelto la salud que viniste a buscar a esta tierra? El joyel que sujetaba la pluma de mi gorra cautivó tu atención. ¡Qué hermoso estaría sujetando un velo sobre tu oscura cabellera! Ya ha prendido el de una desposada; mi padre se lo regaló a la que me dio el ser, y ella lo llevó al altar... ¿Lo quieres? -No sé en el tuyo -contestó la hermosa-, pero en mi país una prenda recibida compromete una voluntad. Sólo en un día de ceremonia debe aceptarse un presente de manos de un deudo... que aún puede ir a Roma sin volver con las manos vacías. El acento helado con que Beatriz pronunció estas palabras turbó un momento al joven, que después de serenarse dijo con tristeza: -Lo sé prima; pero hoy se celebran Todos los Santos, y el tuyo ante todos; hoy es día de ceremonias y presentes. ¿Quieres aceptar el mío? Beatriz se mordió ligeramente los labios y extendió la mano para tomar la joya, sin añadir una palabra. Los dos jóvenes volvieron a quedarse en silencio, y volviose a oír la cascada voz de las viejas que hablaban de brujas y de trasgos y el zumbido del aire que hacía crujir los vidrios de las ojivas, y el triste monótono doblar de las campanas. Al cabo de algunos minutos, el interrumpido diálogo tornó a anudarse de este modo: -Y antes de que concluya el día de Todos los Santos, en que así como el tuyo se celebra el mío, y puedes, sin atar tu voluntad, dejarme un recuerdo, ¿no lo harás? -dijo él clavando una mirada en la de su prima, que brilló como un relámpago, iluminada por un pensamiento diabólico. -¿Por qué no? -exclamó ésta llevándose la mano al hombro derecho como para buscar alguna cosa entre las pliegues de su ancha manga de terciopelo bordado de oro... Después, con una infantil expresión de sentimiento, añadió: -¿Te acuerdas de la banda azul que llevé hoy a la cacería, y que por no sé qué emblema de su color me dijiste que era la divisa de tu alma? -Sí. -Pues... ¡se ha perdido! Se ha perdido, y pensaba dejártela como un recuerdo. -¡Se ha perdido!, ¿y dónde? -preguntó Alonso incorporándose de su asiento y con una indescriptible expresión de temor y esperanza. -No sé.... en el monte acaso. -¡En el Monte de las Ánimas -murmuró palideciendo y dejándose caer sobre el sitial-; en el Monte de las Ánimas! Luego prosiguió con voz entrecortada y sorda: -Tú lo sabes, porque lo habrás oído mil veces; en la ciudad, en toda Castilla, me llaman el rey de los cazadores. No habiendo aún podido probar mis fuerzas en los combates, como mis ascendentes, he llevado a esta diversión, imagen de la guerra, todos los bríos de mi juventud, todo el ardor, hereditario en mi raza. La alfombra que pisan tus pies son despojos de fieras que he muerto por mi mano. Yo conozco sus guaridas y sus costumbres; y he combatido con ellas de día y de noche, a pie y a caballo, solo y en batida, y nadie dirá que me ha visto huir del peligro en ninguna ocasión. Otra noche volaría por esa banda, y volaría gozoso como a una fiesta; y, sin embargo, esta noche... esta noche. ¿A qué ocultártelo?, tengo miedo. ¿Oyes? Las campanas doblan, la oración ha sonado en San Juan del Duero, las ánimas del monte comenzarán ahora a levantar sus amarillentos cráneos de entre las malezas que cubren sus fosas... ¡las ánimas!, cuya sola vista puede helar de horror la sangre del más valiente, tornar sus cabellos blancos o arrebatarle en el torbellino de su fantástica carrera como una hoja que arrastra el viento sin que se sepa adónde. Mientras el joven hablaba, una sonrisa imperceptible se dibujó en los labios de Beatriz, que cuando hubo concluido exclamó con un tono indiferente y mientras atizaba el fuego del hogar, donde saltaba y crujía la leña, arrojando chispas de mil colores: -¡Oh! Eso de ningún modo. ¡Qué locura! ¡Ir ahora al monte por semejante friolera! ¡Una noche tan oscura, noche de difuntos, y cuajado el camino de lobos! Al decir esta última frase, la recargó de un modo tan especial, que Alonso no pudo menos de comprender toda su amarga ironía, movido como por un resorte se puso de pie, se pasó la mano por la frente, como para arrancarse el miedo que estaba en su cabeza y no en su corazón, y con voz firme exclamó, dirigiéndose a la hermosa, que estaba aún inclinada sobre el hogar entreteniéndose en revolver el fuego: -Adiós Beatriz, adiós... Hasta pronto. -¡Alonso! ¡Alonso! -dijo ésta, volviéndose con rapidez; pero cuando quiso o aparentó querer detenerle, el joven había desaparecido. A los pocos minutos se oyó el rumor de un caballo que se alejaba al galope. La hermosa, con una radiante expresión de orgullo satisfecho que coloreó sus mejillas, prestó atento oído a aquel rumor que se debilitaba, que se perdía, que se desvaneció por último. Las viejas, en tanto, continuaban en sus cuentos de ánimas aparecidas; el aire zumbaba en los vidrios del balcón y las campanas de la ciudad doblaban a lo lejos.
III
Había pasado una hora, dos, tres; la media noche estaba a punto de sonar, y Beatriz se retiró a su oratorio. Alonso no volvía, no volvía, cuando en menos de una hora pudiera haberlo hecho. -¡Habrá tenido miedo! -exclamó la joven cerrando su libro de oraciones y encaminándose a su lecho, después de haber intentado inútilmente murmurar algunos de los rezos que la iglesia consagra en el día de difuntos a los que ya no existen. Después de haber apagado la lámpara y cruzado las dobles cortinas de seda, se durmió; se durmió con un sueño inquieto, ligero, nervioso. Las doce sonaron en el reloj del Postigo. Beatriz oyó entre sueños las vibraciones de la campana, lentas, sordas, tristísimas, y entreabrió los ojos. Creía haber oído a par de ellas pronunciar su nombre; pero lejos, muy lejos, y por una voz ahogada y doliente. El viento gemía en los vidrios de la ventana. -Será el viento -dijo; y poniéndose la mano sobre el corazón, procuró tranquilizarse. Pero su corazón latía cada vez con más violencia. Las puertas de alerce del oratorio habían crujido sobre sus goznes, con un chirrido agudo prolongado y estridente. Primero unas y luego las otras más cercanas, todas las puertas que daban paso a su habitación iban sonando por su orden, éstas con un ruido sordo y grave, aquéllas con un lamento largo y crispador. Después silencio, un silencio lleno de rumores extraños, el silencio de la media noche, con un murmullo monótono de agua distante; lejanos ladridos de perros, voces confusas, palabras ininteligibles; ecos de pasos que van y vienen, crujir de ropas que se arrastran, suspiros que se ahogan, respiraciones fatigosas que casi se sienten, estremecimientos involuntarios que anuncian la presencia de algo que no se ve y cuya aproximación se nota no obstante en la oscuridad. Beatriz, inmóvil, temblorosa, adelantó la cabeza fuera de las cortinillas y escuchó un momento. Oía mil ruidos diversos; se pasaba la mano por la frente, tornaba a escuchar: nada, silencio. Veía, con esa fosforescencia de la pupila en las crisis nerviosas, como bultos que se movían en todas direcciones; y cuando dilatándolas las fijaba en un punto, nada, oscuridad, las sombras impenetrables. -¡Bah! -exclamó, volviendo a recostar su hermosa cabeza sobre la almohada de raso azul del lecho-; ¿soy yo tan miedosa como esas pobres gentes, cuyo corazón palpita de terror bajo una armadura, al oír una conseja de aparecidos? Y cerrando los ojos intentó dormir...; pero en vano había hecho un esfuerzo sobre sí misma. Pronto volvió a incorporarse más pálida, más inquieta, más aterrada. Ya no era una ilusión: las colgaduras de brocado de la puerta habían rozado al separarse, y unas pisadas lentas sonaban sobre la alfombra; el rumor de aquellas pisadas era sordo, casi imperceptible, pero continuado, y a su compás se oía crujir una cosa como madera o hueso. Y se acercaban, se acercaban, y se movió el reclinatorio que estaba a la orilla de su lecho. Beatriz lanzó un grito agudo, y arrebujándose en la ropa que la cubría, escondió la cabeza y contuvo el aliento. El aire azotaba los vidrios del balcón; el agua de la fuente lejana caía y caía con un rumor eterno y monótono; los ladridos de los perros se dilataban en las ráfagas del aire, y las campanas de la ciudad de Soria, unas cerca, otras distantes, doblan tristemente por las ánimas de los difuntos. Así pasó una hora, dos, la noche, un siglo, porque la noche aquella pareció eterna a Beatriz. Al fin despuntó la aurora: vuelta de su temor, entreabrió los ojos a los primeros rayos de la luz. Después de una noche de insomnio y de terrores, ¡es tan hermosa la luz clara y blanca del día! Separó las cortinas de seda del lecho, y ya se disponía a reírse de sus temores pasados, cuando de repente un sudor frío cubrió su cuerpo, sus ojos se desencajaron y una palidez mortal descoloró sus mejillas: sobre el reclinatorio había visto sangrienta y desgarrada la banda azul que perdiera en el monte, la banda azul que fue a buscar Alonso. Cuando sus servidores llegaron despavoridos a noticiarle la muerte del primogénito de Alcudiel, que a la mañana había aparecido devorado por los lobos entre las malezas del Monte de las Ánimas, la encontraron inmóvil, crispada, asida con ambas manos a una de las columnas de ébano del lecho, desencajados los ojos, entreabierta la boca; blancos los labios, rígidos los miembros, muerta; ¡muerta de horror!
IV
Dicen que después de acaecido este suceso, un cazador extraviado que pasó la noche de difuntos sin poder salir del Monte de las Ánimas, y que al otro día, antes de morir, pudo contar lo que viera, refirió cosas horribles. Entre otras, asegura que vio a los esqueletos de los antiguos templarios y de los nobles de Soria enterrados en el atrio de la capilla levantarse al punto de la oración con un estrépito horrible, y, caballeros sobre osamentas de corceles, perseguir como a una fiera a una mujer hermosa, pálida y desmelenada, que con los pies desnudos y sangrientos, y arrojando gritos de horror, daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso.
¡Hola chicos! Vamos a seguir trabajando nuestras lecturas. Para empezar el curso, un libro de Ana Mª Moix.
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En el capítulo 2, hemos encontrado varios adjetivos referidos a Julio:
-------- chico rubio
-------- tez pálida
-------- ojos muy abiertos
-------- dientes finos, casi transparentes
-------- hilera superior
-------- enclenque, canijo, escuchimizado
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1- Ahora tú, en un comentario, escribe los contrarios de los adjetivos señalados.
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2- Después busca en Internet el significado de "estar en Babia" y pega en un Word la respuesta que encuentres más interesante.
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3- Inventa y escribe una frase con el significado de "reza" que aparece en la lectura: como esos letreros que cuelgan de las tiendas, en verano, donde reza: "cerrado por vacaciones".
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4- ¿Qué le contesta Julio al profesor cuando le pregunta dónde llevan el acento las palabras esdrújulas?
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5- ¿Cuáles eran las principales cavilaciones de Julio?
Santi ya casi ha terminado de leer otro del mismo autor:
CAPITULO 6 DE
"EL ASESINATO DE LA PROFESORA DE LENGUA".
EDITADO POR ANAYA EN ABRIL DE 2007
La directora del instituto era una mujer rígida, severa, recia y cuadrada. Y al mismo tiempo era un trozo de pan, de ahí lo de Buena. Mantenía una cierta belleza juvenil, de ahí lo de Bonita. Y vestía con un pésimo gusto, de ahí lo de Barata. A su lado, el jefe de estudios, el señor Valerio, sin ningún apodo porque las iniciales de sus apellidos no decían nada, más bien parecía un palillo sin punta. Alto, delgado, calvo, con ropa que debió de pertenecer a su padre porque era siempre una o dos tallas más grande que él, sus ojillos vivos semejaban los de una grulla. Sus movimientos, casi eléctricos, también. Los dos entraron en clase y, mientras ellos se ponían en pie, les indicaron que se sentaran haciendo un gesto con las cuatro manos. Como si tocaran el piano, o los tambores. La que tomó la palabra fue la directora. Carraspeó, unió los diez dedos fuertemente, a modo de rezo, y tras inspirar largamente les anunció:
—La señorita Soledad no ha venido hoy al centro.
Eso ya lo sabían, así que la inquietud aumentó. Forma y tono se confabulaban para conferir al momento un deje de lo más dramático. En cuanto a ellos, parecían formar la mejor clase del mundo entero. Ni se movían. Ni respiraban. Espaldas rectas, piernas unidas, brazos sobre las mesas. Un ejemplo modélico de comportamiento y urbanidad. Pero es que estaban cagaditos de miedo. La directora volvió a llenar sus pulmones de aire.
—Veréis... —empezó a derrumbarse—. En realidad se trata de algo más que eso...
—Lo que vamos a contaros debe de ser un secreto, al menos en las próximas horas —intervino el señor Valerio, mucho más sereno y con el ceño fruncido—. Un secreto importante, porque se trata sin duda de algo muy... muy grave.
La directora y su jefe de estudios intercambiaron una mirada fugaz. Suplicante la de ella, resignada la de él.
—¿Qué le ha sucedido a la profesora de lengua? —no pudo más Ana. Oír una voz salida de alguna parte de delante suyo ayudó a que los dos adultos rompieran el hielo.
—No estamos.... muy seguros de lo que haya podido sucederle —manifestó ella.
—Hay una total reserva —apuntó él.
—¿Pero está bien? —insistió Ana. Hubo un silencio. La directora y el jefe de estudios parpadearon mientras miraban a la chica.
—No tenemos ni idea —se rindieron al unísono. Ahora sí, la clase se arremolinó presa del desasosiego. Si no tenían ni idea de cómo estaba era, sencillamente, porque no estaba. Es decir, que cuanto menos la señorita Soledad había desaparecido. Tal vez, harta de ellos, se hubiera ido a dar la vuelta al mundo. O a alguna playa.
—Tenemos una... esto... una carta de vuestra maestra. Por decirlo de alguna forma —les comunicó por fin el señor Valerio.
—Una carta que voy a leeros —anunció en un tono muy precavido la señora Bienvenida.
—Recordad que esto es secreto —insistió el jefe de estudios—. Ni una palabra a nadie. Confiamos en vosotros. Sobre todo porque esto parece atañeros y... bueno, que... La directora extrajo un sobre de su bolsillo izquierdo. Luego las gafas del derecho. Se calzó las segundas y extrajo una hoja de papel perfectamente doblada del interior del sobre. Ya no esperó más y, con voz revestida de gravedad, despacio, como si leyera un testamento, les hizo partícipes de aquella singularidad.
—"Hola. Soy yo, Soledad Olmedo Sánchez, la SOS, la profesora de lengua. Os escribo porque quiero que sepáis algo: me he vuelto loca. Oh, sí. Loca del todo. ¿Una broma? Pues no. Enhorabuena. Lo habéis conseguido. Ya no puedo más. Llevo años luchando con vosotros, y cada vez es peor. Cada curso supera en ignorancia al anterior. Como soléis decir, ¡una pasada! Y he dicho basta. ¡Basta! No leéis nada. Odiáis leer. Luego no entendéis ni una palabra de lo que os dicen o de lo que estudiáis, hacéis unas faltas de ortografía flagrantes y dais pena. Autentica pena. No quiero ver más como arruináis vuestra vida. Hacedlo, pero sin mí. ¿Qué queréis que os diga? ¡Os quiero! ¡Sí, os quiero! ¿Tanto cuesta creerlo? Os quiero pero... hay amores que matan. Hoy esto se ha terminado. Mañana iré al manicomio, o a dónde sea. Mañana. Hoy..." —la señora Bienvenida levantó por primera vez los ojos de la carta y los paseó por la estupefacta audiencia. Su mano tembló. Y también su voz al tragar saliva y proseguir la lectura de la singular epístola—: "Os anuncio que hoy, entre las ocho de la tarde y las doce de la noche, asesinaré a uno de vosotros —hizo una pausa dramática para ver el efecto que causaban sus palabras, que fue demoledor—. El elegido o la elegida pagará por todos. Será mi despedida, ¡el gran final! ¡La maestra que se volvió loca y asesinó a uno de sus peores alumnos! ¡Y encima seré una heroína para muchos que desearían hacer lo mismo, aunque espero que no cunda el ejemplo y nadie me vaya a imitar!"
—¡Qué fuerte! —balbuceó Fernando.
—Haz el favor de callarte, que la carta sigue —impidió que se alzara un remolino de voces el señor Valerio.
—"Sólo me detendré —la señora directora le puso mucho énfasis a lo que dijo a continuación—, si alguien da conmigo antes de las 8 de la tarde. Y no estaré en mi casa, por supuesto. Hablo en serio: mataré a uno de vosotros si no me encontráis y me detenéis antes de esa hora. Es vuestra última oportunidad. Para ello tendréis que resolver las pruebas que os daré. Si lo hacéis bien, prueba a prueba, no tendréis problema para juntar las pistas y dar conmigo. Pero sé que no seréis tan listos. Si lo fuerais no habríamos llegado a esto. Aún así quiero ser justa y daros esta última oportunidad. ¡Queridos, queridas, a ver quién es más listo! ¡Ánimo, que el tiempo vuela!". Fin de la carta. Más que de locos... aquello era increíble. Desde luego, la señorita Soledad se había vuelto loca.
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Terenci Moix fue un gran amante del cine de época. Entre sus películas favoritas se contaban Sinuhé, el egipcio, de Michael Curtiz; Las 1.001 noches, de John Rawlins; o Cleopatra, de Joseph L. Mankiewicz. Poseía más de 3.000 películas en vídeo y DVD. Terenci Moix era también fan de la serie televisiva 'Los Simpsons'.
"... durante muchos años el caserón fue conocido con el del mote de mi abuelo: Cal Moliner."
"... el caserón que las tías tenían en la calle de la Bola."
"Pregunto a Ana María: ¿por qué crees que el pueblo me daba miedo y terror el caserón y pavor el curso del río? Ella razona: "Porque en el caserón murió la abuela y aquella misma noche hubo una riada y vimos cómo el agua venía arrastrando muebles y enseres desde otros pueblos que no tenían la ventaja de estar encumbrados como el nuestro."
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(Riada Matarraña, octubre del 2.000, a su paso por Fabara, no sé cómo fue la de 1952, que tanto impresionó a Terenci.)
"Para el niño urbano emergía Nonaspe o cualquier ambiente rural como una amenaza hostil, plagada de demonios no catalogados."
Cuando Ana María Moix era una niña que veraneaba en Sitges, "aquello era una playa familiar, nos conocíamos todos, cada familia tenía su toldo en la arena y había poca gente por las calles del pueblo". Con tres meses de vacaciones, había verano suficiente para pasar un tiempo en Sitges, otro en su barrio chino natal y otro en Nonaspe, "donde nació mi madre; una tierra de secano total que era un cambio muy fuerte para mí y para mis hermanos Ramón (alias Terenci en la historia de la literatura) y Miguel. Tanto Sitges como Nonaspe han cambiado mucho".
(La Vanguardia)
ANTES DEL ALMUERZO
Me senté en la terraza del hotel y, en espera de la hora de la comida, abrí el libro y empecé a leer. Así empezaba el libro que me dispuse a leer sentado en la terraza del hotel esperando la hora del almuerzo. Apenas había leído unas diez páginas cuando el chico uniformado de gris me alargó un sobre que acababan de entregarle para mí. Fue entonces cuando, al levantar la vista del libro, me fijé en la rubia de verde que daba vueltas a mi alrededor. Traté de no fijarme demasiado en ella y abrí de nuevo el libro. Emprendí la lectura justo en el momento que la rubia vestida de verde daba vueltas alrededor del sillón. La rubia se me acercó por detrás y, con poco disimulo, trató de leer en mi libro. No se impaciente -dijo al ver que iba a hablarle-, yo no salgo hasta la página veintiuno. Dese prisa, antes aún han de salir la sirvienta y el banquero. Atónito leí. Dese prisa -decía- debemos hablar. Debí dejar de leer mucho antes. Ya era demasiado tarde. La puerta giratoria empezó a dar vueltas y apareció el banquero. Ya había empezado. Era preciso terminar pronto, que saliera la sirvienta, el banquero y ver qué significaba la comedia de la mujer de verde. Tal vez después de terminar el libro... Estaba leyendo estas líneas cuando sentí el roce de la mano del botones en el brazo alargándome un sobre. Ante la rubia de verde, ante sus palabras, me sentí irreal, leído. Intenté decirle que me dejara en paz, que ya sabía que iba a salir en la página veintiuno. Por lo visto no me tocaba decirlo. Tuve que esperar que saliera el banquero y la sirvienta. Estoy leyendo, sentado en la terraza del hotel, mientras espero la hora de la comida. Ya he empezado el libro. Es inútil intentar dejarlo. Por el espejo, ya veo al chico uniformado que se acerca con un sobre en la mano, una rubia vestida de verde sale del interior del hotel. Sólo falta esperar al banquero y la sirvienta, y si el que lee no cierra el libro sabremos en qué termina todo esto. (Ana María Moix)
De su vida real Ana María (Barcelona, 1947) elige comenzar por una muerte, la de su hermano Miguel, a los 18 años, el hermano intermedio entre Terenci y ella. "Yo tenía 15 años y fue muy duro. Ahora la muerte se silencia, se oculta, como las enfermedades, cuando tendríamos que convivir con ella porque está en todas partes." Uno de sus primeros recuerdos fue cuando murió su abuela materna, en su pueblo natal, Nonaspe (Zaragoza). Recuerda el jardín y una ventana que daba a un precipicio y a un río, que aquella noche rugía porque había riada, y después el silbido del tren, el correo de las cinco de la tarde, que era como se contaban allí las horas. "Tenía cinco años y me acuerdo de todo -dice- porque pensé que aquel momento era importante, que no lo olvidaría nunca." Su familia materna tenía un negocio de pintura y se trasladaron a vivir a la calle Joaquim Costa, el territorio de su infancia, el de su madre. "Durante años habló de cambiarse de casa y al final, cuando se decidió, lo hizo para cruzar la calle, al otro lado de la ronda." Hay mucho de su madre en su novela Julia, una mujer, "muy guapa", que define como distante y fría, "tal vez porque se sentía insatisfecha, como todas las mujeres inteligentes de una época llena de prejuicios". "Un día -añade- poco antes de morir, me dijo una frase que se me ha quedado grabada. ‘Nunca me he reído en el cine’, confesó, y eso que tenía una gran vitalidad." Sobre la figura de su padre dice que se ha acercado un poco ahora, "sobre todo a su carácter". De él le gusta evocar su sentido del humor y un talante extravagante que les salvó de la monotonía de otras familias. "Siempre alardeó de que nunca lo verían subir más allá de Gran Via y en muy pocas ocasiones lo incumplió." Ana María Moix -"fui una niña retraída, solitaria, cerrada, patológica"- , empezó a escribir a los 12 años y fue su hermano Terenci quien le enseñó el placer del cine y de la literatura. Después estudió Filosofía en una universidad en la que, con excepción de Emilio Lledó, todo respiraba cerrilidad. "Tuve un profesor de Metafísica que nos hablaba de la existencia de tres clases de ángeles, según el tamaño de las alas y la altura de su vuelo."
Ana María Moix también ha escrito libros infantiles:
-----Miguelón. Madrid: Anaya, 1986. Cuento. -----La niebla y otros relatos. Madrid: Alfaguara, 1988. Cuentos.
Tapa blanda, 12x20 cms, 96 páginas
Materia: Publicaciones infantiles en general. Libros infantiles y juveniles.
Colección: Espasa juvenil
ISBN: 84-239-7071-X
AUTORA: Ana María Moix
Ilustrado por Alicia Cañas
Julio y Miguelón eran, como sucede a muchos hermanos, muy diferentes, sin que por ello pudiera decirse que uno fuera mejor o peor que el otro. Uno era rubio, el otro moreno; uno delgado, el otro corpulento; uno despistado, fantasioso y lento como una tortuga, el otro era rápido como la centella y siempre atento a las señales del entorno como un astuto piel roja. El problema era que Miguelón quería siempre lo que no tenía.
---El padre Faci (Fray Roque Alberto) -- Nació en la Codoñera, Diócesis de Zaragoza, el 20 de Julio de 1684. En 23 de Marzo de 1698 se hizo carmelita en el Convento de Alcañiz y el 23 de Julio de 1700 profesó en el de Calatayud. Estudió Filosofía y Teología, fue profesor en el Colegio de San José de Zaragoza, sirviendo su Lectura de Teología, y el cuidado de su librería, como lo dice él mismo en el Prólogo de su "Aragón, Reyno de Christo, y Dote de María Ssma", tomo 1. Editado en Zaragoza, 1739. También recibió el grado de Doctor en Teología y tuvo los honores de Maestro en su Religión. Fue Prior del Convento de los carmelitas de Alcañiz, Custodio de Aragón, Rector dos veces del mencionado Colegio de San José de Zaragoza, Regente de Estudios y Examinador Sinodal del Obispado de Albarracín. Totalmente dedicado al estudio, fijó su residencia en el dicho Colegio, donde su sabia laboriosidad, juntamente con su candor y suavidad admirable de costumbres, sirvieron muchos años de ejemplo en esta casa religiosa, donde murió el 28 de Abril de 1744, y en la misma se conservaban las obras que escribió.
--Francisco Javier Aguirre Francisco Javier Aguirre nació en Logroño (La Rioja). Aunque ha estado vinculado a Aragón en diferentes etapas de su vida, gran parte de ella ha transcurrido en otros territorios (Valencia, Barcelona, Madrid, País Vasco...). En la actualidad ejerce tareas de critica literaria en TVE, Centro Territorial de Aragón. Es así mismo investigador del Instituto de Estudios Turolenses. Su obra narrativa ha sido publicada en Madrid, Logroño y Zaragoza, destacando:
Cuéntenles, Operación Niebla, Los duendes del Matarraña, Cónclave en Illueca o Tirana memoria.
Bueno, Santi, ya sé que no has elegido el libro. Cuando lo acabes, ¡podrás elegir! Pero es que no puedo olvidar el día que en clase me dijiste que no tenías los deberes porque tu madre no te los había puesto en la cartera.
-¡Serás caradura! ¡A tu edad!-
A Miguel le sorprende recibir una carta de su madre con acuse de recibo. Después de leer la carta, su sorpresa y su perplejidad aumentan al enterarse de que ha sido despedido. Por su mal comportamiento deberá abandonar la casa familiar y dispone de treinta días para buscar otra vivienda.
Explícanos qué harías si te pasara lo mismo que a "Miguel".
Te has elegido un libro facilito de leer, así que no valdrán excusas. Su autor, Roald Dahl, ha escrito montones de libros de los que se han hecho películas: -Charlie y la fábrica de Chocolate, Matilda, Gremlins... Y ya que te gustan las guerras ... ¿De qué guerra fue piloto de aviación el autor del libro? Desde la ventana de su cuarto, Billy contempla un bosque misterioso al que su madre no le permite entrar porque dice que hay monstruos terribles y bestias salvajes. Pero Billy no se lo creía del todo y decidió entrar en aquel bosque.
Este comienzo me recuerdan las redacciones de Edgar, así que ya te estás inventando qué se puede encontrar un niño fantasioso en un monte ¿bombas de la guerra civil?, ¿pies de dinosaurios?, ¿monedas romanas? .... y después cuéntanos lo que se le ocurre hacer con sus hallazgos.
El libro que has elegido empieza casi de la misma manera que "La historia interminable" Explícanos cuál de los dos comienzos está mejor escrito y por qué.
Aquí hay una buena página sobre Alicia a través del espejo (aunque es muy antigua), a ver si encuentras y nos copias (copiar y pegar) un acróstico, aunque sea en inglés.
El autor del libro que estás leyendo, Ricardo Gómez, es profesor de ....
Según tu redacción tienes un montón de perros. ¿Es cierto o inventado?
El día de su décimo cumpleaños, Tobi se encuentra en la calle a un enorme y simpático perro vagabundo. Le encantaría llevárselo a casa para que viviera con él, pero surgen varios problemas; por un lado, su madre no quiere animales en casa y por otro, el perro, que sabe hablar, primero se pregunta si va estar a gusto en su nueva casa.
En Nonaspe, hay perros en todas partes, ¡hasta en la escuela! En Carnaval tampoco fallan. ¿Cómo te comunicas con los perros?
Según la biografía de la autora , Angela Sommer-Bodenburg, se hizo famosa por un libro ¿Cuál?
Óscar, has elegido a una niña de protagonista, que tiene pinta de traviesa.
Bárbara es una niña de hoy que vive en Madrid. Es lista, despierta y divertida. Tiene un hermano mayor y otro más pequeño. En su clase tiene muchos amigos y amigas aunque su mejor amiga es Tulipa, que es una niña muy valiente. Yo quisiera que nos hablaras de tu hermano, el entrenador.
Roger Ax. La divertida historia del Fútbol. Carlos García Retuerta.
Este libro creí que se lo elegiría Óscar, porque se ha hecho un blog de fútbol y cuenta las crónicas de los partidos. Tú te le has adelantado. El planeta Q-3 se enfrentará al planeta Frac Turax en la gran final de fútbol de la Copa de las Galaxias y Roger AX tiene que organizar un equipo lo suficientemente bueno como para ganar.
¿En un equipo quién es más importante el entrenador o los jugadores? ¿Por qué?
A ti, te lo hemos adjudicado ¡mira que si ahora no te gusta!
"Investigación en el cole"
El proyecto especial del colegio Doris Grundy será editar un periódico confeccionado por los propios alumnos. Un día, en el consultorio sentimental del Grundy Times se recibe un misterioso e-mail y comienzan los problemas.
Si en LES FULLES DEL CRA, abriéramos una sección (etiqueta) para que Stacey diera consejos a los diversos problemas entre los alumnos ¿Tendría mucha participación? ¿Por qué?
Hoy, mi consulta sería: ¿Quién ha cerrado la llave de paso del agua y nos ha dejado sin agua a la hora del recreo?
Has elegido un autor zaragozano, una de sus novelas (la más leída en los IES) ha sido llevada al cine. ¿Conoces a alguien que haya visto la película? Aquí tienes la página del autor, ¡échale un vistazo! - http://www.fernandolalana.com/autor.asp - y coméntanos por qué te ha interesado "LA MALDICIÓN DEL BRONCE", si ¡no te gusta leer! -
Bueno, Rosa, has elegido leer un libro de la autora de las WICHT. Para empezar, aquí tienes un blog de una niña de Fraga, que le dedica un post y le han hecho muchos comentarios sus visitantes:
Una tarde de otoño, un día nublado me aburría en casa y decidí ir a dar un paseo, por no ir solo fui a buscar a unos amigos, íbamos caminando por una senda cuando nos encontramos con un enorme bosque. Nos pareció que tenía algo misterioso, seguimos caminando y allí había un gran castillo. Uno quería entrar pero a otros nos daba un poco de miedo, pero al final entramos. Estaba todo muy destrozado y se oían muchos ruidos raros, vimos una sombra y fuimos tras ella, era el fantasma del dueño del castillo que murió y no lo abandonó. Estábamos muy asustados pero nos hicimos amigos de él, nos presentó a sus amigos que eran muchos: uno era el gnomo llamado Quasimodo, otro era un viejo mago llamado el mago Beltrán y un extraterrestre que vino de Marte. Le gustó el castillo y la gente que lo habitaba y decidió quedarse a vivir con ellos. Nos dijeron que éramos los únicos que habíamos tenido valor para entrar sin apretar a correr cuando los vimos, porque hasta allí había llegado mucha gente pero cuando veían la sombra del fantasma del dueño del castillo apretaban a correr gritando y eso a ellos les sentaba muy mal porque no querían hacer daño a nadie, solo tener un montón de amigos para poder pasar las tardes agradablemente. Le dijimos que nosotros no haríamos eso porque no les teníamos miedo y nos habían caído muy bien. Así que nosotros, muy agradecidos, todas las tardes los vamos a visitar y ellos se ponen muy contentos cada vez que los vamos a ver. Nos enseñan a hacer cosas que otros niños no pueden hacer como por ejemplo trucos de magia del mago Beltrán o las pócimas mágicas del gnomo Quasimodo. Esta es la historia del bosque encantado en el cual hemos encontrado un montón de amigos y seres fantásticos y colorín colorado al bosque hemos llegado.
"Escribe a Stacey Stone, la consultora sentimental más sentimental del mundo. ¡Resuelvo todos tus problemas!". Este anuncio se publica en el Grundy Times, el periódico del colegio Doris Grundy, donde Stacey es la encargada de la sección sentimental. Aunque no esté aún en Secundaria, esta niña tiene respuesta para novios aburridos, padres plastas, profesores exigentes y todas las consultas que le formulen. En este relato deberá utilizar toda su sagacidad, para desvelar el apasionante misterio de los mordiscos.
Ben quiere a Anna.Ben Härtling.
«Quiero explicar en pocas frases por qué cuento la historia de Benjamin Korbel y Anna Mitschek. A veces los adultos les dicen a los niños: "no tenéis edad para saber lo que es el amor. Hay que ser mayor para saberlo". Esto significa que han olvidado muchas cosas, no tienen ganas de hablar o se hacen los tontos. Yo recuerdo perfectamente que me enamoré a los siete años. Ella se llamaba Ursula. No es la Anna de este libro. Pero al hablar de Anna pienso también en Ursula. Ben quiso mucho a Anna. Y Anna quiere a Ben».
Las barbaridades de Bárbara.Rosa Montero.
Este libro presenta las aventuras desternillantes de una niña de hoy, una niña dicharachera y despierta, que aplica toda su lógica aplastante infantil, y que no entiende la lógica de los adultos.
Querido hijo: estás despedido.Jordi Sierra i Fabra.
¿Puede una madre despedir a su hijo si de forma reiterada y sin propósito de enmienda inclumple una y cien veces sus pequeñas y grandes obligaciones, desobedece, se hace el sordo, es irrespetuoso y miente cuando afirma que va a cambiar?
Chocolatoski. Un perro para mi cumpleaños. Angela Sommer-Bodenburg
Tobi desea fervientemente un perro y el día de su cumpleaños sucede algo genial... se encuentra un San Bernardo, al que le entusiasman las trufas de chocolate. Con él, Tobi vivirá divertidas aventuras.
Bruno y la casa del espejo. Ricardo Gómez
Bruno está convencido de que en la pequeña ciudad en que vive pueden encontrarse muchos elementos que aparecen en las historias que le apasiona leer. Un día entra en una extraña casa, de la que roba un ejemplar de “Alicia a través del espejo”. A partir de aquí se suceden extraños sucesos. ¡Descubrirá que tiene un doble, que ahora ocupa su lugar en casa y en el colegio! Conocerá a curiosos personajes, como Viento, Perro y Caramelo con los que inicia una nueva vida, pero deberá encontrar con urgencia la forma de volver a ser lo que antes era. En caso de no lograrlo, le espera un futuro incierto.
La maldición del bronce.Fernando Lalana.
Con la ayuda de Julia, la chica más lista de su clase, Ramiro Montoya planea robar el Bronce de Zaragoza, la pieza más importante del Museo Regional. Pero sus planes interferirán con los de otros sujetos muchísimo más peligrosos
Roger Ax. La divertida historia del Fútbol.Carlos García Retuerta
El joven extraterrestre Roger Ax, que viaja por la Tierra para realizar unos estudios sobre ella. En esta ocasión, el objeto de su análisis es contar la historia del fútbol.
Konrad o el niño que salió de una lata.Christine Nöstlinger
Sorprendida, la señora Bartolotti recibe por correo un niño de siete años.Obligada por las circunstancias, deberá cuidar de él y educarlo.Y lo hará; pero eso sí, de forma muy original y divertida.
Cambio de amigos. Pedro Sorela
Cuando Juan vuelve a Madrid, tras vivir cuatro años en Barcelona, encuentra todo muy cambiado: hay edificios en el parque, un banco donde antes estaba el quiosco de pipas y tebeos, y su calle huele a pizza... Además, en su instituto, los alumnos y profesores son muy distintos a los de su antiguo colegio. Pero han cambiado muchas más cosas en su vida, y también en él mismo.
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La momia de Leningrado.Fernando Lalana y J.M. Almarcegui
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El secuestro de la bibliotecaria.Margaret Mahy
-Un jefe de bandidos y su banda secuestran a una bella señora que trabaja de bibliotecaria, para pedir un rescate por ella. Pero suceden después muchas cosas que no habían previsto y la historia es tan especial que jamás te la podrías imaginar....Es un libro muy divertido, con muchos misterios. El libro propone, además, una vez terminado una serie de actividades interesantes. Aprendes lo que es una biblioteca y la importancia de los libros, y lo haces riéndote. Pueden leerlo también personas mayores, pues a todos puede divertir. Va ya por la quinta edición, y eso es por algo.
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Los mimpis.Roald Dahl
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-Hay muchas madres como la de Billy, el protagonista de Los Mimpins. Se pasan la vida repitiendo lo que se puede y no se puede hacer. Lo que permiten suele ser aburridísimo y lo que no, lo que prohíben, ¡ay!, suele ser tremendamente apetecible. Billy vive cerca de un inmenso bosque, y lo que más le apetece es salir a explorarlo, cosa que su madre le ha prohibido de manera terminante. Para que no se le pase ni por la imaginación desobedecerla, le ha asegurado que en ese bosque viven los seres más terribles del mundo. Y, aunque Billy es un niño obediente, un día escapa por la ventana y se adentra en el bosque.Por eso, si una madre parecida a la de Billy viera un libro como éste, seguro que diría de inmediato: “No se te ocurra leerlo.”
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Piruleta. Christine Nöstlinger
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-Su nombre verdadero era Víctor Manuel Meier, pero ahora todo el mundo le conocía por Piruleta. A Piruleta no le gustaba el nombre que su madre le puso al nacer y decidió cambiárselo . Piruleta era amigo de un señor llamado Otto que tenía una tienda de alimento. Piruleta iba todos los días a verle, y se sentaba encima de un saco de patatas, cogía del bote de las piruletas una verde, y conversaba largo rato con Otto. Cuando Piruleta tenía algún problema, miraba a través de una piruleta verde chupada, y todo lo veía más claro. Por esa razón se puso el nombre que ahora tenía. Piruleta vivía en una casa, con su madre, su hermana y la abuela. No andaban muy bien de perras, y la abuela se tuvo que poner a trabajar. Esto afectó mucho a Piruleta, porque la abuela, estaba cuando él llegaba del colegio, estaba a todas horas allí, para prepararle al comida o para cualquier otra cosa. y desde entonces, Piruleta y su hermana tenían que ayudar en casa, limpiándola... Echaba de menos a su abuela. Una vez, una amiga de la abuela llegó a casa para tomarse un café, pero no iba sola, iba con un perro muy feo que hizo a Piruleta una travesura. El perro...
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Animales muy normales.Rafael Ordóñez Cuadrado
-Busca, rebusca y explora, un minuto o una hora, y encontrarás animales, todos, todos muy normales. Somos grandes y pequeños, tan bonitos como un sueño. Vivimos en cualquier parte, y lo hacemos con gran arte.
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Cuentos que dan mucho juego. Juan Sin Miedo y El gato con botas.Sonia Albáizar, Paloma Casado, Ana Parada.
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A través de ellos podrás convertirte en un fantasma, disfrazarte de gato, bailar y cantar con esqueletos, recitar poemas, jugar a las Tinieblas, cocinar, hacer marionetas...
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Diez Piratas.Gloria Sánchez.
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-Gloria Sánchez nos cuenta en un tono muy humorístico y lleno de ritmo, la historia de diez piratas que salen en busca de un tesoro y que, por el camino, van desapareciendo hasta que sólo queda el loro.Su juego con las palabras convierte a la autora en una de las grandes de la poesía infantil de nuestros días.
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El gato que desapareció misteriosamente.Allan Ahlberg
(Tania Staneva)
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En la ciudad se registra una gran agitación. Han desaparecido todas las mascotas. La gente los busca, pone carteles, llama a la policía.. Los Gaskitt buscan a su gato Horace sin éxito. Mientras tanto, se van amontonando los animales robados o secuestrados en casa de un ladrón que los va a llevar a una tienda donde los venderán. Horace, el ratón y un cobaya combinan sus esfuerzos para huir de allí. Los chicos siguen a la carrera a la furgoneta de los ladrones y al final la policía detiene a los ladrones de animales.
Había una vez un perro que tenía alas. Eran como las de un buitre, ¡era enorme! Le gustaba ir en busca de aventuras.
Un día fue al campo -que nunca había ido- y allí vio otros animales pero no eran como los de su raza ¡eran lagartos con cara de gato! Decidió ir con ellos en busca de su madre pero por el camino se les aparecieron dos escarabajos gigantes y con el cuerpo de tigre y comenzaron a perseguirles.
Corrían mucho pero como el perro tenía alas, se subieron en las alas del perro y se salvaron y se fueron volando hacia el pueblo a ver si alguien había visto o sabía algo de su madre. Allí encontraron un hombre que decía haberla visto un día y les dijo que la vio y no la ha visto más, bueno y se fueron camino adelante.
Cuando se iban, una mujer dijo que la había visto y que había trabajado con ella en los olivos y la madre le dijo que se iba a ver a su hijo y no la vio más. Para asegurase de que no estaba en los olivos fue y no la vio, se fue al campo que estaba al lado y allí había una cabaña, entraron y la vieron con mantas encima y paja, la cara estaba como de no haber comido en un mes. Todos la llevaron en brazos hasta el pueblo y allí había una mujer, era muy amable y les dejó entrar en su casa para atenderla. La curaron y le dieron comida. Cuando ya estaba bien se fueron a la cueva donde vivían y también fueron sus amigos que lo acompañaron y la madre del perro con alas les dijo que si se querían quedar a vivir con ellos. Porque habían sido muy amables con su hijo y con ella. Y sus amigos les dijeron que sí, porque ellos no tenían familia.
El perro con alas encontró novia, que era de su misma raza y se casaron, se fueron a vivir a un pueblo que era de cristal, a unos kilómetros de allí, la gente era muy amable, encontraron trabajo con un buen sueldo. Trabajando para una granja para que los monolobos no se comieran a los animales de la granja, como el perro con alas podía volar vigilaba desde el cielo. Tuvieron hijos, exactamente tres: dos chicas y un chico. Sus amigos también encontraron novia y se casaron. Uno tuvo tres hijos y otro cinco. Encontraron trabajo, uno trabajando de guardia de seguridad de un gran supermercado donde vendían ojos de repuesto, alas… Porque estaba fuerte. El otro de cuidador de una focapez en un acuario de otro pueblo con otros cuidadores. El sabía nadar bastante bien y por esto eligió este trabajo que le sale de maravilla. Y todos fueron felices y comieron escarabajos peloteros con un cuerno en la frente para siempre.
Todo empezó un día por la mañana que fui a lavarme los dientes y oí rugir las alcantarillas, me dio mucho miedo. Después de comer voy al baño otra vez y vuelvo a escuchar el mismo ruido. Total que se me ocurrió que podía ir a ver que pasaba allí abajo. La noche siguiente me desperté, llené una mochila con una linterna, una cuerda, una botella de agua, un bocadillo y otros accesorios. Salí de mi casa a hurtadillas hasta llegar a la tapa de alcantarilla más cercana, me metí dentro, encendí mi linterna y empecé a avanzar lentamente por aquel oscuro y tenebroso túnel. Después de llevar un largo trecho, ya era la 1 de la noche. De repente se empieza a divisar una clara luz a lo lejos al fondo del túnel, mi mayor sorpresa fue cuando descubrí que era un enorme dragón que cada dos por tres echaba un rugido que yo interpretaba como un grito de dolor y lástima. Entonces me aventuré a hablar con el: -¿Qué te pasa, gran dragón? -¡No es de tu incumbencia!- dijo el dragón. -Pero si yo… si yo supiera que te pasa a lo mejor podría ayudarte. -No, los humanos sois todos iguales, lo único que hacéis es tirar basura por los desagües. ¡Si no fuera por vosotros no tendría ahora mismo un lápiz en la espalda entre mis escamas! Yo me sonrojé al haber sido mi hermano pequeño el que arrojó sin querer ese lápiz por la taza del váter… -¡Yo te la quitaré! Y así podrás ver que los humanos también podemos ser buenas personas. Me subí a su cola y de ahí fui trepando hasta su espalda, encontré sin dificultad el hueco donde se había quedado obstruido el lapicero de color verde: -¡Ves, como no ha sido para tanto! -Pues no, la verdad es que no he sentido nada de nada. Daban la 2 de la madrugada: -Bueno, me tengo que ir a casa, mañana vengo a verte otra vez, ¿vale? -¡Vale, hasta mañana! A la noche siguiente, me levanté, preparé mi mochila y me fui pitando, sin que nadie se enterase, a la alcantarilla: -¡Hola Drago! -¿Drago?, pero cómo que Drago, ¿quién es ese? -Pues tu, se me ocurrió que podría ponerte un nombre… -De todos modos me gusta, Drago. Yo le hablé y le demostré que la raza humana también hace muchas cosas buenas como: reciclar, depurar las aguas y muchas otras cosas más. -Bueno Drago, hasta la próxima. -Adiós. Y Drago no volvió a desconfiar de los humanos más. Aunque tal vez tenga un poco de razón, los humanos a veces somos un poco guarretes.
Hemos llegado al final del libro. Algunos no lo habéis leído, ¡habéis hecho trampa! Pero en las películas nunca se explica TODO lo que hay en el libro en el que se basan.
Por ejemplo Drinn, un personaje que apareció en el capítulo 7. (Repasa tu respuesta en el Capítulo 7, pregunta "C")
A.- ¿Qué le echa en cara ahora Drinn a Lír?
B.- ¿Cuándo volverán los campos de Hagsgate a ser productivos?
Allá donde hacían un alto, el rey prometía que todos los proscritos serían perdonados, y Molly confió en que las noticias llegarían a oídos del capitán Cully y su alegre banda.
C.- Busca proscrito en el diccionario, y explica su significado.
D.- ¿A qué dedicarán su vida a partir de ahora, que reina Lír, el capitán Cully y Jack?
E.- ¿Schmendrick morirá algún día?
F.- ¿Qué problema tiene la princesa Alison Jocelyn?
G.- Si tú hubieras sido el autor de la novela ¿qué final le habrías dado?
H.- ¿En qué se parece este libro a los de Harry Potter?
I.- ¿Qué historias te gustan más: realistas o fantásticas? ¿Por qué?
Si plou per Nadal, plou per Setmana Santa i per Carnaval.
-
Ejemplos de pregón y testamento de Sa majestat Carnestoltes, el Rei dels Pocasoltes.
Ejemplo de Pregón del CP Monsalud de Zaragoza ¿Cómo se celebra en una escola catalana? Averigua quiénes son el Vizconde de la Morcilla y el Conde de Salchichón.
Busca imágenes del Carnaval de Bielsa y anota el nombre de los personajes que intervienen.
¿Dónde manda todavía el Rey Momo, desde los egipcios...?
TESTAMENT D'EN CARNESTOLTES Pare Joan Carnestoltes n'ha dictat un testament: que no es pot tornar a fer gresca fins d'aquí a l'any vinent.